Nos cuenta Karu: antes de nuestra primera salida, me encontré a la hija de Esther, la señora que nos vinculó. Su hija Evelyn “Ev”, era compañera mía del trabajo.

• K: Hola Evelyn, ¿sabes que tu mamá me va a presentar un chico?
• Ev: ¿Qué bueno, como se llama?, preguntó.
• K: Nicolás K.
• Ev: ¡Pero si ese chico está casado!
• K: Mis ojos se abrieron como búho, ¿Cómo casado, tu mamá es bo….?

Ingresa Esther en escena, Evelyn increpa:

• Ev: ¿Mamá le presentaste un chico casado?
• Es: No, no, se separó.
• Ev: Pero como se va a separar si se casó después que yo, y yo me case hace tres años, no puede ser.
• Ev: Hija, ya se separó.

Me quede pensando, dice Karu, un separado me trae dudas. Le increpé a Esther:

• K: ¿Cómo no me dijiste que es separado?
• Es: No tiene importancia Karu, no llegó a tener hijos.

Corrí a mi casa aquel viernes con la información de que el chico que estaba por conocer estuvo casado y lo primero que hice fue hurgar su Facebook con suma atención hasta encontrar fotos de su casamiento.

Lo gracioso fue que al mirar en detalle descubrí que la “ex” era la chica que tenía un puesto pegado al mío en la feria donde comercializába productos años atrás.

En nuestra primera salida, comiendo cheesecake en Kansas, conversando frente a frente, me fui delatando de esa información porque me reía y me quedaba callada mientras él no entendía nada.

• ¡Contame que te pasa!, dice Nico, muy sonrojado.
• K: Antes de mi trabajo actual, tenía un puesto de ropa en una feria… y automáticamente nos empezamos a reír. Con ese dato él asoció todo en segundos.
• Bueno dijo Nico riéndose, que mundo chiquito.

Nos echaron de Kansas, cerraban. Ella me había comentado que le encantaba pasear en auto, así que le propuse continuar nuestras noche con música y recorrida.

Desde Kansas en Libertador, nos fuimos por General Paz, Panamericana, Ruta 197, regresando para retomar vía Panamericana, General Paz, Lugones, Libertador y 9 de julio. Hora y media de aislamiento, charlando y escuchando música. Saqué sus dotes de cantante a la luz cuando la forcé para que me interpretara alguna canción. Yo estaba en plan de decirle que era hermoso todo lo que hacía porque cantando, “mamita”, no pegaba una nota.

Acercándome a la zona de su casa en Almagro, frené el auto, nos quedamos “casi sin nafta”, eran las 4 de la mañana. Charlamos, charlamos y charlamos hasta que en un momento, hicimos silencio.

• N: Me fui acercando, ella no ofreció resistencia.
• K: En mi pensamientos, suspendí los consejos de mi amiga, dice Karu riéndose.

Entonces, nos dimos nuestro primer beso. Algo tan dulce y simple.

¡Un primer aplauso para ellos por favor!

– Nosotros hablamos mucho –

Me di cuenta, comenta Nico, que sus ganas contagiaron las mías, me entusiasmé, pensando: quiero estar con esta persona para toda la vida o intentarlo. Estoy muy feliz, siento que ella me está haciendo disfrutar todo de una manera especial.

Él es agua de tanque, tranquilo, lo llaman sangre de mermelada; además pienso que debe tener un sistema para – por momentos – desconectar sus oídos y no escucharme.

Karu sonreí y expresa: cómo no emocionarme al escucharlo decir “juntos toda la vida”, eso es hermoso. Hoy estoy con él, quien sabe que pasará pero que importa. Es la primera vez que lloro así, él expresó sus sentimientos con hechos, siento que me ama, él no es de palabra fácil, y todo lo que dice es muy lindo.